Ciencia para todos

El mundo científico parece estar reservado para unos pocos privilegiados, pero lo cierto es que podemos encontrar ejemplos de ciencia en todas las cosas incluso en las más cotidianas. No hace falta encontrar la piedra filosofal para ver cómo se pueden ver cosas en las que se ve cómo ayuda la ciencia.

Esta puede que sea la razón principal por la que a los niños pequeños les gusta tanto hacer experimentos con cualquier cosa que les pueda venir a las manos. Comprobar como cambian las cosas de estado cuando estas se someten a algunos elementos determinados. Los juegos de química, física o cualquier otra cosa que tenga que ver con el mundo de la ciencia llena estanterías enteras en las tiendas de juguetes, y podemos asegurar que casi cualquier cosa tiene que ver de un modo u otro con la ciencia.

Es cierto que en algunas ocasiones la palabra ciencia asusta un poco, y que a medida que vamos creciendo tenemos la sensación de que esta se va dejando para los denominados expertos, pero cada vez que mezclamos dos ingredientes en la cocina, sembramos una semilla para cultivar una planta o simplemente echamos un chorro de fregasuelos en el cubo de la fregona, en realidad estamos haciendo uso de nuestros conocimientos científicos para realizar labores cotidianas.

Y es que la ciencia es mucho más que meterse en un laboratorio y estar todo el día analizando todo tipo de compuestos extraños. La ciencia se encarga de descubrir cómo funcionan las cosas.